Ganarse la vida a través de Internet, una realidad

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Hace algo más de una década algunas de las gestiones rutinarias que hacemos hoy a través de internet nos resultaban impensables. Se hablaba de la brecha digital precisamente porque, quien dispusiese de internet, tenía acceso a la información.

Hace algo más de una década algunas de las gestiones rutinarias que hacemos hoy a través de internet nos resultaban impensables. Se hablaba de la brecha digital precisamente porque, quien dispusiese de internet, tenía acceso universal a la información y a cierto tipo de operaciones. Se abogó por el empoderamiento y se intentó acercar a medios rurales y a colectivos concretos el acceso a un internet práctico para llegar a una igualdad de oportunidades. En muchos casos se consiguió y en otros, todavía queda mucho por hacer.

Sin embargo, si recapitulamos podemos ver que el acceso a la banca online evita muchos viajes, poder pedir cita para el médico desde una app evita horas de espera al teléfono y poder sellar la tarjeta del paro desde la web oficial ha evitado despistes y catástrofes personales. Personas con movilidad reducida no sólo pueden hacer la compra sin salir de casa: también pueden ver exposiciones y recorridos virtuales, y por supuesto jugar online o acceder a páginas de citas también ha aumentado la vida social de muchos tímidos. Pero internet nos ha ayudado a ir un poco más allá: el teletrabajo es una realidad cada vez más extendida.

No todos los tipos de trabajo se pueden realizar desde casa, obviamente, pero todo aquello que se pueda hacer desde un ordenador con acceso a internet muchas veces sí. Las aplicaciones dirigidas a productividad, gestión de archivos en la nube o trabajos colaborativos lo ponen muy fácil, pero hemos ido todavía más lejos: si hace 10 años ya muchos trasladaron su oficina a su propia casa, ahorrando costes a las empresas en muchas ocasiones y ganando en conciliación familiar, hoy por hoy los smartphones han logrado que no sea obligatorio quedarse en casa. Esos pequeños ordenadores que son los móviles hacen que podamos resolver pequeñas tareas desde un bar al que hemos ido con amigos o desde la misma playa.

No sólo nos hemos adaptado a los recursos para trabajar desde casa o desde el móvil, sino que también han surgido profesiones antes impensables, como los jugadores profesionales de juegos de casino online o los betatesters, o los social manager. Una de las características que tienen este tipo de trabajos es la posibilidad de ser ejecutados por personas desde cualquier parte del mundo, con lo que, muchas veces, la ubicación geográfica deja de ser un handicap o un requisito y las empresas se pueden centrar más en el perfil de los candidatos y en sus aptitudes como tales. Del mismo modo, empresas y profesionales aumentan su alcance pudiendo llegar a un número de clientes o usuarios mucho mayor, exportando sus productos y servicios más allá de su país.

¿Son todo ventajas a la hora de teletrabajar? Es cierto que pone solución a muchos problemas de restricción geográfica o de incompatibilidades horarias, pero también es cierto que aquellos trabajadores que dirigen su actividad a diferentes países acaban teniendo horarios curiosos para poder dar servicio a todos ellos precisamente por encontrarse en diferentes franjas horarias: por ejemplo, entre España y Mexico hay ocho horas de diferencia, por lo que muchas veces tocará trabajar de noche. En ocasiones trabajar por internet sí que nos va a obligar a trasladarnos a otro país para vivir en él debido a normativas o a aspectos tributarios. Cada caso es particular.

Otra de las cuestiones recurrentes para aquellos que se han pasado al teletrabajo, sobre todo aquellos que llevan la oficina en el smartphone, es que la línea entre el tiempo de ocio y el de negocio se desdibuja en muchos casos. A veces es cuestión de autocontrol, de saber parar, y otras veces de saber empezar. También es común que la vida social se vea reducida a relaciones virtuales o que el tiempo de descanso se convierta en una escapada del hogar para no estar cerca del despacho, o que no se quiera ver un smartphone cerca. La forma física también suele empeorar ya que ni siquiera hay que desplazarse hacia el lugar de trabajo, por lo que hay que plantearse acudir a un gimnasio o centro con un horario definido para marcar una rutina al menos en ese sentido.

De cualquier manera, el teletrabajo crece de manera exponencial en la mayoría de países. Los desarrolladores de software lo saben y ofrecen cada vez más soluciones multiplataforma para que los documentos y archivos no pierdan compatibilidad en las revisiones por diferentes miembros del equipo. El almacenamiento en la nube y las webapps también han aumentado sus prestaciones y ajustado sus precios en un mercado en auge en el que la competencia entre los gigantes Microsoft, Google y Apple ha hecho que finalmente sean los usuarios los mayores beneficiados.

No sólo el software, sino también el hardware y el mercado de accesorios se han adaptado y han visto un mercado abierto en este ámbito: equipos cada vez más ligeros, tablets y smartphones cada vez más potentes y con apellido “pro”, baterías portátiles para llegar al fin del mundo y poder seguir trabajando y por supuesto operadoras ofreciendo una conectividad cada vez más precisa y unas tarifas móviles cada vez más infladas, con gigas y gigas de datos para consumir.

Efectivamente, el mundo está cambiando con internet y con la tecnología, pero también internet y la tecnología están cambiando con y para el mundo. No todos terminaremos teletrabajando, pero a fecha de hoy, la alternativa es del todo real, y la gama de posibilidades sigue creciendo.